El campo de la ciberseguridad continúa creciendo y actualizándose porque cada vez son más los tipos de ataques cibernéticos. Entre tantas formas de llevar a cabo este delito, el “Phishing” es una de las que se ha ganado un puesto especial. En efecto, se trata de una metodología que experimentó un auge en el último tiempo, por lo que vale la pena profundizar al respecto.
¿Qué es Phishing y cómo se evita?
Phishing es un término informático que deriva de la palabra española “picar” o “pique”. En sí, son una serie de estrategias que se implementan para engañar a la multitud, haciéndolos realizar algún tipo de acción. La parte negativa es que la actividad para la que son persuadidos involucra la entrega de información de identidad, bancaria, credenciales y más. Allí radica la importancia de una buena ciberseguridad.
Hoy en día, el Phishing es conocido por tener muchas caras para engañar a sus víctimas. En líneas generales, adopta la forma de una persona, empresa o servicio para atraer a quien sea vulnerable. Un ejemplo claro de ello son correos electrónicos de dudosa procedencia, los cuales anuncian ser el ganador de un premio especial. Al igual que aquellos que dicen ofrecer un servicio especializado, cuando en realidad no es así.
La mejor manera de evitar el Phishing es indagar acerca de la persona, servicio o empresa a la que te enfrentas. En otras palabras, establecer la procedencia del contacto y actuar en pro de ello. Nunca ingreses a enlaces sospechosos de terceros que entren a tu bandeja de correo electrónico. Tampoco aceptes invitaciones a concursos, reclamo de premios, entre otros, porque podrías arrepentirte.
¿Qué es lo que causa el Phishing? ¿Cuál es su objetivo?
El objetivo del Phishing es acorralar a sus víctimas y promover acciones que, habitualmente, no deberían ejecutar en Internet. Su modus operandi es “picar” individuos vulnerables y obtener de ellas datos como información bancaria o credenciales personales. A partir de allí, proceden al robo o a la exigencia de recompensa a cambio de la devolución de la data.
Otras maneras en la que el Phishing es aplicado consiste en la infestación por malware o ransomware. A raíz de ello, ponen en aprietos la actividad normal de cualquier empresa como tal o la de cualquier persona. No obstante, lo verdaderamente preocupante es que este ciberataque es muy versátil, pudiendo ser empleado desde distintos frentes. No te confíes de nada.
¿Cómo afecta el Phishing a las empresas en la actualidad?
No es difícil imaginarse la magnitud o el poder destructivo que el Phishing tiene sobre las empresas. Si el usuario no está en conocimiento de esta clase de ataque cibernético, es vulnerable a lo que pueda suceder. Recuerda que quienes están detrás de este destacamento son expertos en el engaño y harán todo lo posible por salir adelante. Sí, de un modo u otro.
La gravedad del Phishing y sus consecuencias en la empresa puede variar desde un simple suceso de fuga de datos, hasta niveles superiores. Cuando nada más cierta data se pierde o es extravasada hacia un medio externo, la compañía puede recuperarse y responder con velocidad. Aun así, el problema viene cuando, mediante esas credenciales, ocurren fraudes bancarios o transacciones no autorizadas.
Adicionalmente, el Phishing puede provocar la pérdida del acceso a las cuentas principales de la corporación. Si no se tiene cuidado, estos datos privados pueden caer en manos de los que manejan los hilos por detrás del telón. En poco tiempo, todo el sistema estará comprometido y nadie más que los ciber-delincuentes tendrá poder para ingresar.
Por último y como ya subrayamos en párrafos anteriores, el Phishing también es capaz de infestar con malware y ransomware. Una mala acción o apenas “pique” un usuario en su intención, puede desencadenar una serie de hechos contraproducentes. Justo allí es donde invertir en sistemas antiphishing o mecanismos de ciberseguridad idóneos, salvará tu emprendimiento.
¿Cómo se puede identificar el Phishing?
Mantén presente que el Phishing tiene muchas caras, pero su vía de “pique” preferencial son los correos electrónicos. Aun así, sospecha de aquellas páginas webs que soliciten información personal delicada, permisos a compartimientos de tu móvil, entre otros. Mientras más “delicado” o “astuto” seas, aunado a un pensamiento de malicia, proporcional será tu contragolpe a estos ataques.
Paralelamente, nunca confíes en mensajes sospechosos como aquellos que afirman que has ganado un premio. Tampoco aquellos correos electrónicos en donde, con mucho entusiasmo, invitan a que hagas clic en un enlace específico. En otras palabras, analiza bien el panorama y llega al fondo del mensaje previo a ejecutar cualquier actuación. Aunque tome algo más de tiempo y resulte engorroso, lo agradecerás.
Como conclusión, el Phishing está en todas partes y más cerca de lo que de verdad piensas. No caigas tan fácil en mensajes o invitaciones de terceros, sobre todo si no estás esperando alguno o se relacione con tu actividad diaria. Bajo ninguna circunstancia otorgues terreno a esta tarea fraudulenta y siempre confía en los nuevos protocolos de ciberseguridad.